Dignidad Columna de Opinión Por Esteban Kuhlmann Sólo por La Gaceta Radical

La dignidad es uno de esos conceptos que todos podemos entender o colegir, pero que pocas veces sabemos definir.

Es un concepto que la gran mayoría de nosotros ha dicho en algún discurso, alocución, vociferado en una marcha, escribiéndolo en una pared, en un lienzo o simplemente haciendo el acto más humano que existe: exigir esa dignidad.

Durante el estallido social en Chile en octubre del 2019 la palabra o concepto dignidad fue usada a rabiar a tal punto que se rebautizó de manera popular lo que conocíamos como “Plaza Baquedano” a “Plaza de la Dignidad”. Como es de costumbre el ser humano comenzó la búsqueda de los íconos de esta revuelta, puesto que desde tiempos inmemoriales los humanos han querido expresar y marcar hitos con símbolos.

Así es como aparecen icónicos personajes, memes, consignas, y también memorias. Historias entretenidas y otras terribles, como lo es el sacrificio de Gustavo Gatica quien perdió la visión de ambos ojos por exigir dignidad. Las redes sociales ratificaron a su vez dos etiquetas claves: #GraciasPrimeraLinea y #Dignidad.

Pero: ¿Qué entendemos por “dignidad”?

Para entender el concepto debemos comprender su origen. Este tiene raíz en la tradición judeocristiana en la cual se señala que el ser humano es creado a imagen y semejanza de “Dios”. Luego podemos encontrarnos con conceptos que nos explican la dignidad como: la capacidad del ser humano de estar consciente de su existencia, estar dotado de inteligencia y además tener la capacidad de usar esta inteligencia para mejorar nuestras vidas mediante la toma de decisiones y el ejercicio de la libertad que nos ha sido otorgada por el hecho de ser humanos.

Según la abogada María Luisa Marín el concepto de dignidad es “consustancial al desarrollo de los Derechos Humanos durante el siglo XX, al ser un atributo que no distingue edad, sexo, etnia, género, creencia religiosa, opinión política, situación civil ni económica. La idea de dignidad aparece así en los textos jurídicos indisolublemente ligada al concepto de Derechos Humanos. Los hombres tienen derechos que han de ser reconocidos por el poder político porque tienen dignidad. La dignidad humana es la causa de que se reconozcan derechos. En una palabra: es su justificación”.

Podemos entonces decir que la justificación para el cumplimiento de los derechos es que todas y todos nacemos con dignidad. Es algo inherente, ósea que tenemos por el simple hecho de existir. Es por esto que nadie puede no ser digno. Quitarle la dignidad a una persona es mutilar su existencia, puesto que es esto lo que nos pone por sobre otros en la escala de la evolución, nuestra capacidad para tolerar al diferente, nuestra capacidad de inventar para mejorar el mundo o nuestra sociedad. Pero tampoco podemos pretender un “exceso” de dignidad, puesto que pudiésemos caer en una paradoja dando vuelta el concepto hasta el punto de considerarlo como un privilegio.

¿Qué “tan digno” es “dignidad”?

Vamos a un caso práctico: ¿Qué es una vivienda digna?

En Chile, año 2022, si uno consulta por la calle no sorprenderá escuchar la opinión que es “digna” una casa que cuente con: un aislamiento térmico y auditivo, acceso a internet, a diferentes servicios ya sean escolares, de salud, de abastecimiento o de disfrute de nuestra ciudad. Que cuente con los servicios básicos, áreas verdes y una buena locomoción entre otras características. Por sugerir un pequeño ejercicio. En fin, opiniones más, opiniones menos, nos vamos a dar cuenta que finalmente la dignidad se resume al mínimo de condiciones que requiere el ser humano para tener una vida en la plenitud de sus posibilidades innatas y su personalidad.

Dignidad versus Privilegio

Se preguntará Cristian de la Fuente: ¿si esa persona se sacó la mugre trabajando, por que no puede mejorar su casa? ¿Por que no puede transformarla más bien en una de esas con piscina temperada, jacuzzi, un cine privado, bar, quincho, 10 habitaciones, jardines de hectáreas?.. Justamente, eso es lo que convierte la vivienda digna en una residencia privilegiada. De la dignidad pasamos al privilegio.

Vivir en esas condiciones, en el contexto nacional y global, significa estar en una situación privilegiada. Primero porque hay gente que también se ha sacado la mugre trabajando y no va poder tener eso jamás. Segundo, porque no es viable que todos los seres humanos vivan de esa manera, en cuanto a recursos naturales, uso de energía y espacio, ya que necesitaríamos los recursos naturales de 4 o 5 planetas Tierra más para poder vivir así. En otras palabras, con esa forma de vida privilegiada, ha puesto su bienestar por encima del de la comunidad, en detrimento de la “dignidad” de los demás. Una característica clásica del privilegio.

No es que el concepto dignidad venga necesariamente adherido al de austeridad, pero si viene pegado al sentido común. A una mínima conciencia al darte cuenta que al rebasar de tal manera a tus pares ya estas en una situación de privilegio con respecto al resto de la población. El privilegio también te hace ser particularmente responsable para con la sociedad, puesto que al tener una posición donde puedes influir más que el que no, si no contribuyes al engrandecimiento de la comunidad como mínimo eres cómplice de los males que ocasionan los privilegios, sino peor. ¿Tu que puedes ayudar más a cambiar las cosas, que estás haciendo?

Un mundo en cambio

Tomando otra arista del ejemplo de la casa digna… ¿que pasa si esta misma pregunta la hiciéramos en los años 80, o en los años 50, o en los años 20?

Lo más probable es que las necesidades humanas hayan ido variando notablemente. Desde tener un pozo séptico a tener baño dentro de la casa. Pasó de tener un humilde techo de paja a uno de materiales especiales. De tener piso de tierra a un piso flotante. Las necesidades van variando también con respecto al avance de la ciencia humana, ósea que esta ciencia y los avances tecnológicos están a disposición de la dignidad nuestra, por lo que mientras más avance el tiempo más elementos iremos sumando a la dignidad.

Por otro lado también va variar si la pregunta de la vivienda digna se la hacemos a una persona que vive en Noruega y a otra que vive en Etiopia, puesto que las condiciones económicas del país y de la sociedad en general también harán variar el concepto de dignidad.

Del futuro

Para que este concepto se siga ampliando necesitamos de un combustible que es el que hace andar al motor de la dignidad y ese combustible es la organización social y el ejercicio de nuestra ciudadanía.

Entendiendo el concepto ciudadano como quien se involucra en los asuntos de su civitas, con capacidad de ejercer y exigir nuestros más inherentes derechos. Es por esto que anteriormente indiqué que el exigir y engrandecer los derechos es el mayor acto de humanidad.

Consideremos, por ejemplo, a las generaciones que lucharon durante años por una educación digna y gratuita. Lo hicieron por toda la comunidad, pensando en la obligación de hacer lo que es correcto, y si bien la lucha no beneficiaría a los individuos inmediatamente, sino a las futuras generaciones, las únicas que podrían ver las conquistas alcanzadas, a lo largo del tiempo no hubo dudas serias en el seno del movimiento estudiantil. Al contrario, solo aumento más y más su conciencia. Y así se obró, lo demás es historia. Es justamente ese acto de luchar por derechos que tal vez no podamos gozar es lo que nos hace humanos, el pensar como colectivo y no desde el mero individualismo.

Para finalizar quisiera que nunca más diga: “no soy digno o digna”. Diga en su lugar: “no puedo hacerlo”, “no tengo las competencias”, incluso un “soy un pedazo de esperpento” o “no soy honorable”… pero su dignidad no puede perderla nunca. Es inherente a su condición humana, y si ha variado en algo la dignidad en el tiempo es su valoración positiva, por la lucha de tantas mujeres y hombres en pos del engrandecimiento de esa dignidad que es suya y es nuestra.

Esteban Kuhlmann Matus

Por Esteban Kuhlmann Matus

Administrador Público, Politólogo, Docente Universidad del Biobío. Vicepresidente COPPPAL Juvenil, Ex Presidente Nacional de la Juventud Radical de Chile.

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