Prohibir los buses de dos pisos: ¿Solución de raíz o es otro parche más?

Foto: Elaboración propia

  Siempre después de un accidente con este tipo de máquinas algunos congresistas reviven la idea de prohibirlas o restringirlas. Sin embargo, si se prohibieran los buses de dos pisos: ¿Mejoraría el panorama del transporte interurbano? A modo de spoiler: No, prohibir los buses de dos pisos no ayuda y hasta podría perjudicar el transporte interurbano. Aquí en La Gaceta Radical le contamos por qué.   En mayo del año pasado, un grupo de diputados propuso reactivar la discusión en el parlamento sobre prohibir los buses de dos pisos en viajes largos, esta idea cobró más fuerza luego de lamentables accidentes con este tipo de máquinas ocurridos en el transcurso del año, con resultados fatales. Esto nos lleva a la pregunta si es que estas máquinas cumplen con estándares de seguridad aptos para trayectos interurbanos y si es que su eventual prohibición mejoraría el panorama del transporte interurbano de nuestro país, pregunta que intentaremos responder en el siguiente análisis.  

Contexto

Para empezar, los buses de dos pisos se empezaron a usar masivamente después del debacle del sistema de trenes de pasajeros en Chile, ya que, lógicamente si se usaran buses de solamente un piso se requeriría una cantidad de máquinas y conductores mucho mayor que la actual, asimismo se acentuaría el ya existente déficit de conductores profesionales que el rubro sufre desde hace varios años,o al menos en condiciones “normales”, es decir, sin pandemia. Por otra parte se tiene que considerar la dura realidad de que el conjunto del entramado de las leyes chilenas vigentes no están orientadas a la defensa de los trabajadores. Una situación de vulnerabilidad en ese sentido, es que los trabajadores no tienen posibilidades reales de oponerse a las órdenes de algunos patrones respecto a la práctica de desbloquear los dispositivos de control de velocidad con tal de recuperar itinerario en caso de ir atrasados o simplemente agilizar ruta. Lamentablemente estas situaciones ocurren frecuentemente en el medio. Asimismo, la notable falta de mantenimiento a los buses en algunas empresas, y en parte de la infraestructura vial del país, solo hacen más compleja una solución integral frente a la problemática existente en el transporte.  

Las Innovaciones Técnicas

Se ha esgrimido como argumento que un bus de dos pisos tiene más riesgo de volcarse porque es más alto. Es cierto que un bus de dos pisos tiene un centro de gravedad más alto que el que tiene solo un piso, pero, ¿Qué tanto más alto es? Midiendo las diferencias de altura entre un bus de un piso, o incluso de los de piso y medio que son los se usan para medianas y largas distancias, en comparativa con otro de dos pisos, la diferencia es menor a los 40 centímetros, por lo que su estabilidad, más allá de distinta terminología técnica, es prácticamente la misma.

Además hay que recordar que en cada fábrica de buses se tienen pistas y centros de testeo, donde se les efectúan, valga la redundancia, fuertes pruebas de estabilidad y de inclinación a las máquinas. Las famosas “pruebas anti-vuelco”. Obviamente si los productos no pasan las pruebas quedan totalmente imposibilitados de ser comercializados. En nuestro país, existe una norma de homologación para todo vehículo motorizado, por lo que si los buses de dos pisos no pasaran dicha prueba, simplemente no podrían ser vendidos acá. Perfeccionar la norma nacional sería mucho mejor, más inteligente e inclusivo que simplemente limitarse la comercialización total de este tipo de vehículos. Además esta medida debe aplicarse a toda clase de vehículos pesados. Los accidentes vehiculares no son monopolio de los buses de dos pisos, ocurren en autos, motos, camiones y buses de toda clase. Otro aspecto a considerar es el de la mejora tecnológica continua y la superioridad técnica que cada día mejoran a los buses de dos pisos. Por ejemplo, las innovaciones de algunas marcas que incorporan el “tercer ojo” en la parte delantera del bus, tecnología electrónica que detecta automáticamente los cambios de pista repentinos y evitan colisiones frenando el bus automáticamente en caso de encontrarse un vehículo muy próximo o en su defecto un obstáculo. Los buses de dos pisos tienen poseen un eje trasero adicional que no solamente sirve para desconcentrar peso de la parte trasera, sino que dicho eje tiene el potencial adicional, que hemos visto en los buses más recientes, de apoyar la dirección de la máquina, teniendo suspensión independiente. Sin contar que además del eje trasero adicional varios buses de dos pisos poseen doble eje delantero para mejorar precisamente su estabilidad, virajes y frenados.  

Un bus doble piso con doble eje delantero o de "ejes 8x2". Foto: Elaboración Propia.

 

El Clasismo y el Bolsillo de la Gente Común

Otro aspecto que se ve afectado con una eventual restricción de los buses de dos pisos es el bolsillo de la gente común. Sin duda ante la escasez de buses de dos pisos generada por una medida de prohibición de estos, se generaría un aumento de precios para todo el transporte interurbano. Esto tendría consecuencias francamente clasistas en las que debemos interiorizarnos… Los buses de dos pisos han facilitado que el transporte en clase Salon Cama o Premium pueda ser accesible económicamente a crecientes sectores de la población. Esto se debe a que un bus de dos pisos tiene un costo de operación proporcionalmente menor al de uno más pequeño, ya que al tener una capacidad superior de transporte, cada bus tiene más ganancias por viaje disminuyendo la proporción de los gastos del viaje. En otras palabras, los hace más baratos de operar. Lo que redundando en la oferta del mercado, ha permitido que en general, los boletos se pueden vender mucho más baratos que antes en clases más elevadas y de mejor calidad, mencionando por ejemplo los asientos Salón Cama o los Premium, antes reservados a los estratos más acaudalados de la sociedad. Este cambio vino propiciado por otra evolución en paralelo. La irrupción de las aerolíneas de bajo costo, en largas distancias, significó una nueva competencia para los buses. Así, para que los buses siguieran siendo competencia, varias empresas empezaron a incursionar en un formato donde venden pasajes Salón Cama a precios más económicos y accesibles a estratos más amplios de la población, con lo que muchas personas han podido acceder a asientos mucho más cómodos sin tener que pagar tanto como en el pasado. Dicho formato y modelo “más popular” de negocios, ha sido todo un éxito, siendo prueba de ello los recorridos “Santiago - La Serena/Coquimbo” o “Santiago - Valdivia/Osorno/Puerto Montt” donde abunda este formato. Lo cierto, es que si se prohíben a secas las máquinas doble piso, la gente viajaría mucho más incómoda en general. Para viajar en Salón Cama o Premium, de partida tendría que pagar mucho más, debido a la escasez de cupos disponibles que se produciría, y si tiene la suerte de poder comprar uno, lo haría a un precio francamente prohibitivo, convirtiendo nuevamente dicha clase de viajes en un lujo solamente accesible a los estratos más acomodados de la sociedad.  

De los errores de la propuesta

Además de lo ya mencionado, es necesario informar, que algunos proyectos o ideas de prohibición o limitación de este tipo de buses, al estar enfocados principalmente en los trayectos largos, permitirían que estos buses igual pudieran transitar en rutas locales. Un ejemplo puede ser un bus doble piso que va desde Viña del Mar a Los Andes, que evidentemente circula por carreteras y autopistas pero que hace una ruta local. Otra cosa que no considera la eventual prohibición son los buses de piso alto o High Decker que poseen la misma altura que un bus de dos pisos, pero con la diferencia que en vez de tener asientos en el primer piso el maletero ocupa todo este espacio, por lo mismo son apodados “buses cargueros”, ya que están diseñados para trayectos en los cuales los pasajeros transportan enormes cantidades de equipaje. Reflexionando detenidamente, y teniendo todos estos antecedentes, preguntamos: ¿La prohibición de los buses de dos pisos mejora el panorama? Claramente que no. No es más que otra artimaña que buscan generar ciertos parlamentarios que no han estudiado o francamente no se preocupan lo suficiente por los problemas reales del transporte. Problemas que requieren soluciones país, y que como tal deben ser resueltos con cambios que apunten a superar la raíz misma de los problemas. Lo que para esta temática, en subsidio sugerimos reflexionar en las siguientes propuestas:
  • Una mayor y más seria fiscalización a las plantas de revisión técnica.
  • Promover un cambio cultural y educacional de los pasajeros, ya que pese a los avisos y campañas muchos de ellos siguen sin ocupar los cinturones de seguridad. Mención honrosa a las políticas de algunas compañías donde los auxiliares insisten a los pasajeros colocarse su cinturón de seguridad.
  • Mejorar el estado de la infraestructura vial, sobretodo en las carreteras interiores o secundarias que no poseen berma ni demarcación con tachas.
  • Controles fiscales más estrictos a las empresas, sobretodo a las que son conocidas por desconectar los dispositivos de control de velocidad.
  • Mejorar los canales de denuncia para que estos sean realmente efectivos y no sean percibidos como algo inútil según los viajeros;
  • Mejorar las condiciones de los trabajadores del transporte con tal de que no se vean amedrentados por algunos empresarios inescrupulosos a realizar malas prácticas amenazandolos con amonestaciones ni despidos;
  • Y, por sobretodo, ampliar la actual cobertura del ferrocarril para que esta sea una verdadera alternativa al transporte caminero y así aliviar la carga y dependencia que tienen nuestras carreteras y autopistas actualmente. Sobre este último punto, hay montones de análisis y propuestas de reactivar ferrocarriles, las cuales ya se desvían del tema principal pero que en algún momento abordaremos aquí.

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Nicolás Cabero Saldías

Por Nicolás Cabero Saldías

Ingeniero en Transporte y Tránsito. Licenciado en Ciencias de la Ingeniería