Del menú vegano JUNAEB y las prioridades de la izquierda parlamentaria

El miércoles 12 de agosto del presente año, el Diputado de la República y también Presidente de la Juventud Socialista de Chile, Juan Santana Castillo, presentó un proyecto de ley que incorpora un menú “Vegano” en el programa alimentario Junaeb. No es nuestra intención juzgar las buenas intenciones del proyecto, y no dudamos que refleja las aspiraciones de un sector de la sociedad chilena. Pero consideramos que proponer esta clase de proyectos casi accesorios, en el periodo tan complicado y lleno de graves injusticias que vivimos desde el Estallido Social y la pandemia de coronavirus, refleja la desconexión de la élite política, preocupada de cosas francamente superfluas que para el chileno promedio no le es ni importante, ni urgente de solucionar. En suma, el proyecto aporta poco y nada, y más allá de decir que sea malo, legislar este tema sencillamente no vale el tiempo de tramitación, a lo más vale para una llamada telefónica al director nacional de la JUNAEB o en su defecto otro proyecto de ley más complejo para modernizar nuestra industria agropecuaria, que no desconocemos que sea contaminante, pero tiene que ver más con un cambio de nuestro modelo de desarrollo, y eso ya es cuento aparte.

Retrato del Diputado Juan Santana
Diputado Juan Santana. 4to Distrito. Fuente: Biblioteca del Congreso Nacional

Nuevamente y rescatando las genuinas buenas intenciones del diputado, a prácticamente todas las personas que les he comentado este asunto, han considerado ridículos proyectos así… y la verdad es que tienen motivos de sobra para ello.

Vamos por partes, primero que todo, claramente no es algo de importancia crítica en tiempos donde la pandemia y crisis económica ha golpeado tan duro aquí en Latinoamérica, la gente está literalmente rebuscándoselas para sobrevivir y literalmente no morirse de hambre, ¿o acaso no recuerdan las protestas inicialmente en El Bosque por la falta de alimentos? Bueno, si es así, claramente no se van a andar regodeando por lo que sirven en las ollas comunes.

Además, todos sabemos, o deberíamos saber, que la gente pobre no elige que comer, simplemente se alimenta con lo que aguanta el bolsillo nada más. Todas estas opciones “Vegan” o de alimentación alternativa las toma gente con un buen pasar económico, o sea que tienen margen económico para plantearse opciones adicionales, usualmente más caras por cierto. ¿Coincidencia? No lo creo.

Proyectos de este tipo nos dejan la sensación de que buena parte de los parlamentarios de izquierda no conocen la realidad miserable de las escuelas públicas, donde las porciones de comida son muy escuetas y generalmente no son de buena calidad o no les sirven mucha cantidad a los niños, muchos de los cuales se ven obligados a comérselos igual porque en la casa no hay comida, y literalmente si no comen el almuerzo que les dan en el colegio, no comerán nada. Por ello, más allá de tirar un proyecto a la pequeña minoría en la galería que podría apreciarlo, el legislador podría haber tenido una mirada amplia en el tema de la alimentación de la juventud, es decir arreglar los profundos y complicados inconvenientes e ineficiencias de la alimentación en general, teniendo presente lo que ya hay, y de pasada agregar la opción vegana, que no sobra como complemento. Pero eso dentro de un todo. O sea, francamente tener un poco de sentido común velando por el interés general de la sociedad.

En el mismo tema, si algo es de suma urgencia arreglar es incorporar opciones para las personas con restricciones alimentarias por que padecen enfermedades como la diabetes o hipertensión, o jóvenes con alergias alimentarias, como la intolerancia a la lactosa o celiaquía, quienes por obligación ven restringidas sus opciones de alimentación, a diferencia del veganismo que es algo total y absolutamente opcional.

En palabras simples, que la legislación apunte a generar el mayor beneficio social, más que andar encasillando la acción en banderas exclusivamente de proselitismo político.

Nicolás Cabero Saldías

Por Nicolás Cabero Saldías

Ingeniero en Transporte y Tránsito. Licenciado en Ciencias de la Ingeniería