Tras el plebiscito de 1988, vienen las elecciones presidenciales de 1989. La Concertación busca ante todo mantener la unidad de propósito, y asegurar el triunfo con un político conservador como Patricio Aylwin de la Democracia Cristiana frente a la opción del radical Enrique Silva Cimma, que si bien estaba apoyado por prácticamente todos los partidos de izquierda así como del ascendente Ricardo Lagos, declinó su candidatura a fin de no poner en riesgo la delicada transición con un cambio de paradigma tan brusco. Así poco a poco, se fue adoptando ese principio de “Verdad y justicia en la medida de lo posible” como diría alguna vez el mismo Patricio Aylwin.
En fin, con un acuerdo ya establecido, todas las fuerzas de oposición comenzaron la campaña para que el hasta ese entonces Presidente de la Concertación se transformase en Presidente de Chile. Por su parte la derecha que hasta ese entonces confiaba en que la Concertación, una alianza de casi una veintena de partidos de las mas diversas ideologías, iba a ser insostenible de mantener y se iba a consumir en peleas internas, vio como se alcanzó en la oposición una unidad rápidamente. Curiosamente quienes se dividirían serían en el electorado de derecha, donde el oficialismo postuló al exministro Hernán Büchi, mientras que el empresario Francisco Javier Errázuriz “Fra-Fra”, se desmarcó de la dictadura y la oposición, y jugó a ser el “centro centro”.
Ocurren las elecciones y la Concertación repite el resultado del plebiscito del 88 con un 55% del electorado dándole la victoria en primera vuelta a Patricio Aylwin, presidente electo. Se terminó la Junta Militar, y el poder legislativo, ahora electo, se reúne en su nuevo edificio en Valparaíso.
El Edificio Diego Portales, testigo en primera fila de la historia de las últimas décadas, recibe la democracia de forma prácticamente intacta. Si bien se removieron algunos simbolismos conmemorativos del golpe, como el “1810-1973”, en general el Edificio Diego Portales quedó marcado por la traumática experiencia de la dictadura, cargado con una energía negativa por lo que para más que servir para alojar una que otra conferencia empresarial, en realidad, el edificio perdió su alma. Los nuevos gobiernos democráticos, preocupados en sacar adelante esta transición pactada, también guardaron silencio frente al destino de este edificio. Situación que se mantuvo por más de 15 años.
Dicen que el fuego es, además de fuerza destructora, también creadora. El edificio se mantuvo en “transición” hasta el 5 de marzo de 2006, donde un problema del cableado eléctrico provocó un fuerte incendio que consumió más del 40% de la estructura, derrumbándose parte del techo dramáticamente.
Tras controlar el fuego y ver la enorme dimensión de los daños quedó instalado el debate de que procedía hacer respecto a este edificio. No faltó quien pensó en que el edificio había cumplido su vida, y que estaba indudablemente marcado por su pasado dictatorial, lo que convenía dejar atrás. Se pensó en demolerlo y vender los terrenos. Esto fue considerado por varios como cerrar el tema echándole tierra encima, por lo que se empezaron a esbozar nuevas ideas.
Finalmente en un acto de desagravio y resignificación del significado original del proyecto del UNCTAD III y del Centro Cultural Metropolitano Gabriela Mistral, el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet llamó a un concurso para generar un nuevo proyecto moderno que rindiera justo homenaje. El actual Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM, viene a hacerse cargo de ese ideal. Tal como señalara su placa original: “Este edificio refleja el espíritu de trabajo, la capacidad creadora y el esfuerzo del pueblo de Chile, representado por sus obreros, sus técnicos, sus artistas y sus profesionales. Fue construido en 275 días y terminado el 3 de abril de 1972 durante el gobierno popular del compañero Presidente de la República Salvador Allende G.”
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Este artículo llega a ustedes como parte del Proyecto de Fortalecimiento Técnico Audiovisual de La Gaceta Radical, gracias al financiamiento del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional Metropolitano de Santiago.