México: ¿Triunfa la nefasta alianza PAN-PRI-PRD?

México está convocado a las urnas, este domingo 6 de junio, donde les tocará renovar la totalidad de los diputados; la cámara baja del congreso. Si bien estos comicios, a mi juicio, no tienen una trascendencia al nivel de los que vivimos en Chile el fin de semana pasado, sí que pueden resultar en la consolidación de un cambio de ciclo; un cambio de era según los resultados que obtengan los partidos tanto de gobierno como de oposición. ¿Por qué? Acá se lo contamos:

Antecedentes

No vamos a detallar tanto de la historia de México en este artículo, ya que el enfoque acá es de análisis político, pero es necesario tener una breve reseña histórica para entender esto.

Las elecciones generales del año 2018 en México sin duda fueron un hecho histórico. Algunos analistas y expertos que las catalogan van desde decir que son el hecho político más trascendental desde la Revolución Mexicana, o por parte baja, desde el triunfo del Partido Acción Nacional, PAN, liderado por el conservador Vicente Fox en el año 2000; que rompió la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional, PRI, el partido que gobernó de manera ininterrumpida el país por siete décadas.

Del largo periodo priista, es de reconocer que si bien se lograron grandes cambios en el país, con el paso del tiempo el origen revolucionario se fue degradando y corrompiendo, dando paso al neoliberalismo y los vínculos con el narcotráfico, situación presente hasta el día de hoy en el país azteca. De esa pérdida de los principios, paulatina pero a paso firme, en 1989 surge una escisión en el partido hegemónico: el Partido de la Revolución Democrática, PRD, de tendencia inicialmente progresista pero que tras los distintos vaivenes políticos, a mi parecer le terminó sucediendo lo mismo que el PRI.

AMLO y MORENA

El presidente Andrés Manuel López Obrador, “AMLO”, “el peje” o como quieran llamarlo, es un político con una larga trayectoria, partiendo primero en el PRI, luego con la degradación neoliberal fue de los que se separó para formar el PRD, y cuando a este le empezó a suceder lo mismo, creó su propio partido: el Movimiento Regeneración Nacional, MORENA, que se decía de izquierda pero que en la práctica es de tendencia reformista con una declarada vocación anti-neoliberal.

En sus inicios, este partido era el cuarto con mayor en cuanto a votos y cargos electos, pero el año 2018 arrasaron: AMLO ganó con mayoría absoluta, lo cual es una paliza considerando que en México se gana en primera vuelta solamente con mayoría relativa. Por si eso fuera poco, su coalición, encabezada por MORENA, obtuvo mayoría en ambas cámaras del congreso hundiendo en el proceso al partido del presidente saliente Peña Nieto, el PRI y así como a la coalición formada entre el PAN y el PRD. De esto último, es importante resaltar que este pacto es totalmente anti ideológico, ya que es inconcebible que un partido profundamente conservador tuviese candidaturas conjuntas con otro socialdemócrata. Es como si en Chile la UDI fuese aliada con el PS para las elecciones… bueno, eso mismo ocurrió en México.

El gobierno de López Obrador

En un país tan desgarrado por la desigualdad, la pobreza, la corrupción y sobre todo el narcotráfico, tomar el toro por las astas no es nada sencillo y requiere tiempo. No obstante, omitiendo los primeros años de gobierno, el manejo de la crisis del covid-19 en el país mesoamericano ha sido bastante cuestionable.

No obstante, y en honor a la verdad uno debe preguntarse seriamente: ¿que garantiza que los partidos responsables de que la delincuencia, las desapariciones forzosas, el narcotráfico y la corrupción echaran raíces en las últimas décadas, sistematizándose e instituyéndose como la práctica normal, pudieran tener respecto a la situación sanitaria un actuar notablemente mejor? Eso además considerando el total desprecio, a la vista de todos los hechos, que tienen las élites políticas y económicas para con el pueblo mexicano y la vida humana. Da para reflexionar, y mucho…

En este orden de cosas, quienes buscan “frenar” a MORENA, a fines del 2020, lanzaron la alianza “Va x México”, que reúne precisamente al PRD (izquierda), el PRI (centro) y el PAN (derecha). El equivalente al “partido del orden” en Chile o en su defecto a las viejas élites políticas que no quieren cambiar la manera de hacer política. Si ya la alianza del PAN y el PRD el 2018 era algo francamente amorfo, esta última alianza es un verdadero disparate: ¡una locura!

Con esto, el discurso de López Obrador de que “todos los otros partidos son iguales” se valida en los hechos para las mentes de muchas y muchos mexicanos. Considerando las diferencias ideológicas y programáticas entre unas colectividades y otras, sorprende la urgencia de estas de aliarse exclusivamente para frenar a la coalición oficialista, sin mayor prioridad ni programa para abordar las graves problemáticas de México. De ese acuerdo político se desprende que se prefiere mantener el viejo orden narco-neoliberal, porque no hay ningún motivo para justificar esa barbaridad política.

Se le acusa a AMLO de ser personalista, pero México es un país presidencialista. ¿Acaso los sistemas presidencialistas no fomentan la concentración de poder en una sola persona? ¿AMLO ha concentrado o detentado más poderes que otro presidente?

Mario Delgado, Presidente de MORENA

A mi juicio, si las elites de “Va x México” quisieran evitar esa concentración de poderes podrían haber impulsado una reforma constitucional para avanzar a un sistema parlamentario o al menos semi-presidencial, como de hecho propuso el PRD en su momento, pero claro, eso no ocurrió, no está planificado, ni tampoco es la prioridad. El problema no es el presidencialismo, ni la concentración, sino el hecho de que AMLO sea él el presidente y use dichos poderes.

Respecto a Morena, el partido destaca por tener una gran cantidad de líderes regionales, diputados y senadores del partido con numerosas diferencias entre si. AMLO siendo su líder nacional, no dispone de la obediencia mecánica de los distintos órganos, al contrario, debe acomodar las diversas agendas políticas entre sí. Es más: AMLO si bien es el fundador el movimiento, la presidencia del partido la desempeña otra persona, Mario Carrillo.

De la “Argentinización” de la Política Mexicana

Da la sensación de que más que temas ideológicos, el conflicto más bien termina siendo de clase: el movimiento del pueblo marginado, con todos sus aciertos y errores, versus los partidos de los acomodados, similar a las antiguas lógicas argentinas del Justicialismo vs anti Justicialismo (o “gorilas” vulgar y peyorativamente apodados) donde partidos de derecha neoliberal como Propuesta Republicana se alían con la históricamente reformista Unión Cívica Radical sólo para frenar al Peronismo. En general esa ha sido la dinámica en el país sudamericano desde que Juan Domingo Perón llegó a la presidencia por primera vez en la década del 40’ del siglo pasado. Historia muy particular e interesante por cierto, que si la logras entender comprendes muy bien la política latinoamericana, pero esa es tarea para otro momento.

Volviendo a México, si Morena, y por consiguiente AMLO, logran salir bien parados de las elecciones, y Morena logra institucionalizarse orgánicamente como un partido más que un movimiento, podríamos estar asistiendo a la formación de una espacie de “Partido Justicialista Mexicano”, ya que la lógica política del país azteca está actuando de manera parecida a lo que fue Argentina en su momento, o más bien hasta hoy día. Si MORENA se consolida con un buen resultado teniendo una alianza totalmente pragmática y electoralista en contra, quiere decir que Morena llegó para quedarse, sino, bueno: habrá que ver qué pasa en el segundo tiempo de López Obrador.

Lo cierto es que pese a los errores de la pandemia el gobierno goza de una aprobación aceptable, de alrededor de un 50%, y sus adversarios no están muy bien parados si para “sobrevivir” tuvieron que aliarse entre sí, aunque se odien. Además, a MORENA en ese mismo contexto, se le sumaron partidos socialconservadores como el Partido Encuentro Solidario y el Partido Verde Ecologista de México, antiguo aliado del PRI. Fuerzas políticas que al parecer igual quieren romper con el neoliberalismo a pesar de ser conservadoras. Estas 3 fuerzas políticas van en un pacto llamado Juntos Hacemos Historia, que si nos damos cuenta igual obedecen a la lógica política en que se conforman alianzas e interbloques comunes en el Partido Justicialista Argentino…

Para terminar, el pueblo mexicano es y será siempre el que tiene la última palabra. Las encuestas hasta ahora marcan como favorito a Morena y sus aliados de Juntos Hacemos Historia, pero tal como ocurrió en las elecciones de Mayo en Chile, a veces las encuestas no están ni cerca de dar en el clavo.

La alianza “Va por México” es tan vergonzosa que termina siendo un llamado a gritos a que la gente vote por Morena, porque refleja, como diríamos en Chile, que son “los mismos de siempre”. Personalmente espero que a Morena le vaya muy bien en las elecciones, ya que si bien difiero mucho políticamente de ellos, y está de sobra mencionar los numerosos errores del gobierno de López Obrador, está claro que son los que están más cerca de representar el anhelo popular mexicano, diría que tienen el corazón en el lado correcto. Si la duda persiste al llegar a votar cualquier persona con algún deseo de cambio de la sociedad, puede ver la papeleta electoral y comprobar con sus propios ojos el pacto entre el PRI-PAN-PRD como una realidad repugnante, humillante, vomitiva, y que probablemente me quede corto con esos adjetivos.

Nicolás Cabero Saldías

Por Nicolás Cabero Saldías

Ingeniero en Transporte y Tránsito. Licenciado en Ciencias de la Ingeniería