En las últimas semanas y meses, hemos visto un cambio en la posición de los medios de comunicación, ya acostumbrados al continuo ataque al gobierno de Gabriel Boric, a los distintos personeros pero, sobre todo, al espíritu de la gestión, aplicando un esquema conductista; mostrando el garrote ante cualquier percepción de una actitud progresista y dando zanahorias frente a liderazgos e influjos más bien conservadores.

Sería aceptable si este juego mediático fuera parte de un gran gradiente de opiniones, lo que supuestamente reflejaría el esquema de medios de comunicación pluralistas e independientes en el que supuestamente vivimos. Pero no es así cuando estas actitudes pasan a ser las de una posición hegemónica, compartida por todos los medios masivos “libres y profesionales”, asunto que queda especialmente de manifiesto en la televisión. Entendemos que la neutralidad absoluta no existe y es válido que cada medio tenga su tendencia editorial. Pero resulta propicio el cuestionarse el famoso “pluralismo” del cual muchos medios hacen gárgaras, pero pocos cumplen con los mínimos éticos, cuando se compromete la mínima objetividad coherente con los principios de la profesión periodística, que vemos cada vez más amoldada para acomodarse a un sector, el del señor dinero.

En ese contexto, transcurrida más de la mitad de la gestión de Gabriel Boric, los medios de comunicación hegemónicos comienzan a tener “piedad” con el Gobierno, al ir este ganando progresivamente el carácter de “saliente”. Los ataques mediáticos pasan entonces a redireccionarse automáticamente al Partido Comunista, por ser la colectividad que más constantemente ha apoyado al gobierno, pero especialmente su insistente defensa del programa comprometido que no es otra cosa que el horizonte de profundos cambios estructurales al sistema. Esto para algunos grupos de poder ya es imperdonable y en consecuencia lo combaten frontalmente. Otras elites políticas, más tibiamente, responden con ambigüedades, el silencio, la relativización oportunista, las frases envasadas sin más objetivo que acomodarse según la ocasión.

Es dable mencionar la obviedad de que ninguna gestión es perfecta. En todas hay aciertos y desaciertos. Por supuesto que es justo y responsable tener bajo intensa vigilancia a quienes están en el poder, sea ello a nivel local, regional o nacional. Dicha observancia de los actos de la autoridad perfecciona la República, sostiene nuestros derechos y libertades públicas, asunto que es una responsabilidad insustituible. Pero el asunto que nos convoca, que es venir a homologar esa justa labor periodística versus el trabajo sistemático de sensacionalismo, titulares tendenciosos y, sobre todo, el foco constante de ataque a personas específicas, que se mantiene por días, semanas y meses, constituyendo en los hechos parte fija de la parrilla de televisión, radio y prensa escrita, habla más bien de un acto de propaganda, de proselitismo político, más que de periodismo.

Sirva de lo anterior los siguientes ejemplos:

Santiago

La alcaldesa de Santiago, Irací Hassler, la primera del ciclo ha sido perseguida por los medios desde su elección. Constantemente se ha buscado ridiculizar las iniciativas progresistas puestas en marcha, siendo que estas tienen su origen en la misma comunidad, organizaciones locales de vecinos y en el programa municipal que la comuna votó contundentemente en su momento. La oportunidad convertida en amenaza que presentó el caso de la Clínica Sierra Bella, en donde hubo indudablemente intereses de gente cuestionable que está siendo investigada por tratar de gestionar una compra con un sobreprecio absurdo, ha sido la excusa multipropósito para apuntar los dardos a la imagen de la alcaldesa. Los medios la han acusado personalmente de haberse robado Santiago, construyendo una imagen falsa hacia la gente, un cuestionamiento como si hubiera echado los billetes del erario municipal en una bolsa, con un signo peso, y se los llevara para la casa.

Se desinforma el importante hecho que, en primer lugar, nunca se compró nada. El erario no sufrió modificación alguna. Las instituciones funcionaron y se descubrió que había algo raro en la Clínica y la gestión no llegó a concretarse. Pero eso no es tema relevante de comentar para los medios. Lo que si sirve es fantasear con la responsabilidad personal de la alcaldesa, del Partido Comunista, para sostener el rídiculo de que tendría todo un esquema de asociación ilícita y que se ha dedicado a trabajar tanto tiempo por construir confianza ciudadana para a la primera oportunidad robarse vulgarmente el erario de una municipalidad, todo eso a vista y paciencia de todo el país.

Ya instalado el relato negativo de los medios, con la “teja pasada” que se transforma en un juicio de valor categórico e “imposible de cambiar”, los medios no abordan en ningún momento todas las iniciativas que ha realizado la alcaldesa en la comuna. Eso sencillamente no existe en su retórica; lo mejor que se permiten hacer por la alcaldesa es no decir nada de Santiago. Aparentemente lo bueno no es noticia y cuando lo malo no es suficiente para atacar, basta con el sensacionalismo. Así, agotado el material de la Clínica, se le hace, una vez más personalmente responsable de la delincuencia. Primero, la prensa instala esto a sabiendas de que la seguridad pública y las polícias son prerrogativa constitucional exclusiva del Ministerio del Interior y el gobierno central, nunca ha sido de los municipios. Segundo, el fenómeno de la delincuencia no es exclusivo de Santiago sino que ha pasado en diversas comunas, por lo que su supuesta responsabilidad directa es como minimo imprecisa. Tercero, con todo esto en contra, la alcaldesa ha utilizado todos sus poderes para dar soluciones concretas a la comunidad y se las ha ingeniado para contribuir como nunca antes en la historia de Santiago en iniciativas para mejorar la coordinación en la lucha contra el crimen, prueba de ello son las mesas de coordinación con las policias, las fiscalias, que con acciones en conjunto, con gran creatividad y capacidad de gestión han significado la recuperación de decenas de casas que eran usadas como bases delictuales, lo que conjutamente a la inversion en áreas verdes, luminarias y otras formas de recuperacion de espacios han mejorado el aura comunal en poco tiempo. Pero eso, aparentemente, no es noticia.

Recoleta

Daniel Jadue, por obra de sus adversarios, sigue enfrentando una batalla legal, levantada en un claro ejemplo de instrumentalización de la justicia por motivos políticos electorales, en otras palabras, un caso de “lawfare” de manual. Similar a otros casos en Argentina o notablemente el que sufrió Lula en Brasil, se le ha sometido a una persecución judicial en un intento evidente de neutralizarle políticamente, deslegitimar sus logros y generarle toda clase de problemas.

No basta con que haya sido electo por la comunidad, que le hayan reelegido contundentemente dos veces, cada vez con mayor votación y que recibiera el reconocimiento ciudadano generalizado por su gestión transformadora en Recoleta. Tan sólo bastaba el “testimonio” de una empresa, coimera porque literalmente ha confesado estar involucrada en actos de corrupción, complotando para estafar a las Farmacias Populares. ¿Y que tiene que ver Jadue? Eso es lo que nos preguntamos, porque los medios toman eso para, a partir de ahí, levantar la duda y convertirla en una acusación de que el alcalde Jadue tendría, como jefe municipal, eventualmente, en algún grado, responsabilidad por el acto de corrupción que esa misma empresa realizó.

Para algunos, todo se vale en política. Poner en marcha un proceso judicial contra uno de los principales símbolos del municipalismo de izquierda, en pleno año electoral, aún cuando, a todas luces, la causa se caerá al final, la verdad es que les sirve… Aunque no se justifique judicialmente, dados los impecables antecedentes de Jadue, aún asi les sirve a ellos la foto de la prisión preventiva, la especulación vulgar, el comentario tendencioso… “miente miente”, porque daña la imagen de Jadue, del Partido Comunista, del Gobierno y de todo el abanico progresista, por más que haya algunos inescrupulosos y otros tontos útiles que no lo quieran reconocer.

Frente a ello, tenemos que señalar que desde La Gaceta Radical sostenemos la absoluta inocencia de Daniel Jadue. Esta maniobra no tiene nada que ver con justicia, sino que constituye un proceso político para atacar su honra personal, así como la de todo el progresismo en un año electoral. Daniel Jadue es una persona íntegra, de altos ideales, un hombre decente y trabajador al servicio de la gente. Ello no es una mera afirmación, sino que es la constatación de los hechos a lo largo del tiempo. Consideramos absolutamente ridículo que alguien medianamente razonable pueda sostener el disparate de que todo el trabajo territorial de décadas, pudiera ser arriesgado por unos vulgares actos de corrupción a vista y paciencia de todo el país sabiendo el intenso escrutinio al que en este país les someten diariamente sus adversarios por razón de sus ideas. Si todo fuera por dinero, habrian formas “sólo un poco” más faciles que siendo comunista.

No tenemos ninguna duda de que la causa se caerá por falta de evidencias, como en otros casos de lawfare. Todo este episodio será una nueva vergüenza para el más que cuestionado sistema judicial y para todas las personas que, en todo el espectro político, han hecho escarnio del buen nombre del alcalde Jadue.

Cierre

Desde este medio verdaderamente republicano, vanguardista y popular, no tenemos ambages. Condenamos contundentemente la corrupción, venga de donde venga y deseamos que cualquier delincuente de cuello y corbata pague con cárcel y restituya a la Nación el daño que ha ocasionado.

Ello nada tiene que ver con estos casos de acoso mediático y de lawfare. Esos casos no persiguen la corrupción, sino buscan obstaculizar y perseguir a personas por razón de sus ideas transformadoras. En cambio, la corrupción de verdad, asecha libre y campante, permanentemente asociada con el gran capital financiero dispuesto a comprar por completo al Poder Judicial como se ha ido destapado este año.

Al igual que en las hermanas repúblicas de América Latina, el uso del lawfare se ha convertido en una herramienta de personas inescrupulosas que adoptan prácticas cada vez más autoritarias y con razgos neofascistas, para deslegitimar a líderes y causas sociales que representan un cambio significativo al sistema. La concentración mediatica, es uno de los pilares fundamentales que junto con el poder económico, la corrupción del poder judicial y la compra de influencias en los poderes públicos, constituyen en su conjunto la reacción oligárquica frente al auge de los movimientos transformadores. ¿Por que lo hacen? Por defender el status quo basado en el depredador sistema capitalista, que les garantiza sus privilegios a costa del bienestar de la gente. Por ello, es fundamental promover una ciudadanía activa e informada, apoyada por un periodismo ético y pluralista para proteger nuestra democracia de estos intentos de instaurar narrativas de dominación oligárquica. Por una mejor República, es tarea de toda la comunidad estar estudiando continuamente, informándose, defendiendo todas las luchas y personas que trabajan por el bienestar de la gente.

La democracia se fortalece con un periodismo ético y pluralista, no con aquellos que disfrazan la manipulación de información como libertad de prensa. Defender la verdad es un acto de resistencia, y hoy, más que nunca, necesitamos ciudadanos que no se dejen engañar por los titiriteros del poder mediático.

Con esa invitación, queremos cerrar con una breve reflexión. Más que hablar de los adversarios políticos de derechas, que atacan por motivos más que previsibles, nos cuestionamos más bien: ¿qué pasa con los pavos reales de los partidos políticos progresistas? Muy acostumbrados a dar su opinión por cualquier cosa irrelevante, ahora hay un silencio… más que incómodo… más bien cómodo, como de quien usufructúa de ello. Tendrán que responder ante la Historia.

La Gaceta Radical

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Por La Gaceta Radical

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