Las tendencias históricas del Partido Radical han sobrepuesto y defendido un principio progresista, superando las lógicas meramente estéticas, superficiales, apuntando a erradicar los problemas desde su raíz. De ahí “radicalismo”.

Nuestra colectividad, destacada por sus análisis ponderados, balanceados, sin caer en las lógicas polarizantes del todo o nada, proponiendo verdaderos cambios estructurales, que valiosas como son esas propuestas históricas han sido usurpadas por otras colectividades, tomando esas ideas como propias al punto que se olvida que fue el radicalismo el que las propuso originalmente. De todas formas, seguimos aportando con ideas… las que continúan naciendo dentro de nuestro método racionalista, velando desde el debate fraternal por y para la ciudadanía, haciendo todo lo posible en cuanto a las circunstancias políticas y sociales por un mejor Chile.

La coyuntura política actual está dividida y polarizada. Aquello nadie lo niega. También se ha observado toda una campaña de desinformación, populismo, a veces por parte de personeros con más que visibles conflictos de interés, que provocan y redirigen las pasiones del pueblo hacia un rumbo complejo y caótico. Como radicales, nos vemos en la obligación de entender cuál es el rumbo que realmente dirija al país hacia un mejor sendero. Éticamente sólo es aceptable el tomar una postura concreta y actuar en coherencia a ella.

Una sola voz para el plebiscito: Apruebo

En los hechos, la postura del partido ya ha sido tomada por la más clara mayoría de la militancia. Fue absolutamente natural y la verdad es que con distintos argumentos, el lugar de llegada es el mismo y se llama “Apruebo”. Es la única postura aceptable para con nuestra historia, desde que Gallo y todo Copiapó hicieron la Revolución allá en 1859, y para honrar el sacrificio continuo de décadas y generaciones de militantes. La lucha por una constitución popular y democrática esta en el alma misma del radicalismo, por lo que la conclusión fue unánime: El Partido Radical aprueba la nueva constitución.

La nueva constitución permite que sean los ciudadanos y políticos del futuro quienes sean capaces de tomar las decisiones que se ameriten sin tener barrera alguna. Reinstaura la soberanía popular a territorios y gentes, reconociéndole a cada individuo que pisa nuestra tierra su intrínseco valor, sus derechos y medios para defenderlos. Esto es algo positivo en cualquier aspecto.

La voluntad transformadora es imposible de no entender. Si no se empatiza con ella, producto de una situación o incomodidad con algún artículo en especifico de la Propuesta de la Convención Constitucional, de todas formas sigue siendo perfectamente defendible, ya que por su innegable procedencia democrática y la historia de lucha por terminar con los “candados” de la Constitución del 80, el hecho es que la Propuesta permite una flexibilidad y cercanía con la ciudadanía mil veces mayor que la actual constitución. En la práctica de más de 30 años ha sido vagamente reformada, no cambiando su sentido cercenador de la soberanía popular, dejando en una situación de desamparo a millones de conciudadanos que sufren la opresión de quienes detentan el poder político y económico.

Me permito decir con mucha firmeza, que creo que a estas alturas del debate las únicas personas incapaces de comprender esta voluntad son aquellas que, desde una situación de privilegio, se han visto beneficiadas por el sistema político y económico que defiende la constitución actual. O desde la otra postura, sienten que la Propuesta podría ser una amenaza a esa misma situación acomodada. Ambas miradas son evidentes conflictos de interés.

De lo que se concluye que son personas que no se ven en un mundo justo en el que no sea el dinero lo que mueva los hilos del poder tanto como legislativo como judicial, social o cultural. Más allá de las ideologías que dicen profesar, en los hechos, les ocasiona un problema más grave poner en duda sus privilegios antes que continuar manteniendo una constitución mutiladora de la voluntad del pueblo.

Los que atornillan para atrás

Carlos Maldonado, Isidro Solís y Jaime Campos son algunos de los muy pocos personajes en el PR que además de haber compartido el mismo puesto de trabajo como ministros de Justicia, pareciera que también coinciden en su postura retrógrada sobre el plebiscito de salida.

Cómo radicales comprendemos la libertad de pensamiento y luchamos mucho por el secreto del sufragio, por lo que el voto de estas personas sólo responde ante la conciencia y el honor de quienes lo emiten. El problema político se da en que no bastando con desconocer la historia, el acuerdo de partido, y votando a efectos prácticos por mantener la constitución del dictador, es que estas personas se regocijan en difundir y hacer campaña por el rechazo, prestándose para la campaña de desinformación de la oligarquía. El “ángulo” tonto que utiliza la prensa es que destacados militantes que llegaron a ser ministros de Estado resulta que están sumando fuerzas con la derecha porque el proyecto es malo. Lo que desvirtúa el sentido de cambios del radicalismo, en nombre de un reformismo amarillo a la vieja usanza del ya tan tradicional “en la medida de los posible”.

Estas personas han elegido una opción política individualista en detrimento del colectivo, del que siendo militantes han desvirtuado en su sentido valórico, en mayor o en menor medida, quedando para la Historia como colaboracionistas con los esbirros del rechazo.

¿Qué hacer?

Es primordial y de primera necesidad que la actual directiva, recientemente elegida por la militancia del partido, encabezada por Leonardo Cubillos, sigan exponiendo que los militantes que “rechazan” lo hacen en convenio con ellos mismos y nadie más que su persona. Que esos colaboracionistas no representan al Partido ni a su militancia en este ni en ningún proceso histórico chileno.

Leonardo Cubillos habló del tema hace pocas semanas con El Desconcierto. Revisa pulsando el siguiente enlace: Próximo timonel del Partido Radical y rechazo de Maldonado: “Hoy es un militante más”

Mucho menos puede criticar Maldonado quien siendo nada menos que el Presidente Nacional del PR, abandonó el barco de la forma tan manifiestamente egoísta e individualista en que lo hizo después de todo el apoyo que recibió en su campaña, y al no querer apoyar a Chile ni el partido en este proceso de cambios que vivimos prefirió renunciar a su cargo… Y resulta que ahora reaparece para desvirtuar el sentido histórico del radicalismo. Es francamente inaceptable.

La acción que hoy llevan los militantes que se han individualizado con nombre y apellido, confunde a la ciudadanía y juegan maliciosamente con la imagen del partido. Es importante y no es nunca redundante dejar en clara la posición del partido conforme los diversos procesos históricos que Chile está abordando en estos momentos y no dejar margen de duda para nadie, que los radicales estamos con la gente y no con un interés monetario ni político tras bambalinas, sino estrictamente con lo que necesita el pueblo chileno.

La tarea es ardua y existen cientos de imperfectos que no solo se han destapado después de la publicación del borrador de la CC sino que también habrán otros que descubriremos con el tiempo, pero no por ello dejaremos de lado la postura que hemos tomado, seguiremos adelante luchando y reformando hasta lograr el mayor equilibrio y sustancia que brinde la mejor constitución que se le pueda ofrecer a la ciudadanía.

NO ES MOMENTO DE AMARILLAR. Es momento de recordar nuestro camino recorrido y llevar el ideal de cara a los desafíos de hoy en día. Debemos retomar ese vigor. Es hora de que como radicales recordemos que no somos un partido de puestos políticos y asientos cómodos hasta desvanecernos en la historia, sino que somos la materia viva que defiende una filosofía de lucha constante y la historia nos exige retomar el debate, recobrar la fraternidad, abrir asambleas y discutir sobre cuáles serán los siguientes pasos que daremos para mejorar y aportar a nuestro país en este proceso constante.

Llego la hora de retomar la doctrina radical y formar las bases de un nuevo partido con respuestas claras a las realidades de hoy, programa del que podamos aferrarnos orgullosamente como radicales, que flamee junto a las banderas y en el corazón del pendón radical.

Revisa la interesante entrevista de El Desconcierto a Nelson Ávila. Pulsa el siguiente enlace: Nelson Ávila: «Esa gente amarillenta tiene motivos de sobra para abrazar el actual modelo»
Nico Viera

Por Nico Viera

Secretario Nacional de Desarrollo Regional de la Juventud Radical de Chile. Militante del Partido Radical de Chile.