Desde antes de que asumiera el actual gobierno que el ministro Giorgio Jackson estaba raro… Recordemos que el entonces diputado, había señalado su interés en irse de Chile a estudiar a Inglaterra para mejorar su desempeño político[1]. Al final prefirió asumir el puesto de Ministro de Estado, con todo lo que eso conlleva… La alta exposición al ojo publico pero también una fuerte crítica a cada una de las acciones que conlleva ser uno de los mas importantes actores de la política chilena.

Giorgio asumió en el gobierno e inmediatamente se le tildó de “mente maestra” detrás del presidente Gabriel Boric. Desde luego muchas de las acciones del mandatario se le achacaron a él. Para bien y para mal el nombre de Jackson empezó a salir en cada medio informativo, lo que provocó varias situaciones incomodas. Revisemos:

Falta de tacto con los parlamentarios oficialistas

Hace algún tiempo, el ministro Jackson actuó como enlace entre el ejecutivo y los parlamentarios oficialistas para frenar el quinto retiro del diez por ciento de las AFP. El poder ejecutivo completo, en un acto de soberbia, asumió la tesis errada de que los parlamentarios oficialistas, por el mero hecho de estar en la misma vereda política harían caso a la solicitud del Presidente. Sin conversación previa, sin debate, sin rechistar nada. Esto, naturalmente no resultó bien, pues el jefe de la bancada radical, el diputado Alexis Sepúlveda, salió al poco tiempo a aclarar que nadie había hablado con los radicales, y que por lo tanto se encontraban en libertad de acción para apoyar el retiro de los fondos de pensiones. Esta situación delató la falta de tacto del ministro en su calidad de embajador de Boric en el congreso. El resultado fue un descuadre en la votación oficialista, que bien podría haber sido un duro golpe al interior de la coalición oficialista[2].

La Tarima Moral

El ministro Jackson, también ha cometido un error, que para mucha gente involucrada en política podría haber sido algo de poca monta o incluso nada más que un comentario sin trascendencia, pero el hecho de que fuera él como autoridad política quien cometiera el error, todo se amplificó de una manera escandalosa y la verdad, es que no era para tanto. En una aparición en un podcast, el ministro afirmó que nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que creo que frente a una generación que nos antecedió, que podía estar identificada con el mismo rango de espectro político, como la centro izquierda y la izquierda, yo creo que estamos abordando los temas con menos eufemismo y con más franqueza”[3]. Esta polémica frase, lo que revela es que efectivamente tanto el ministro, como muchos de los miembros del gobierno, actuaran como si se creyeran parados en una alta tarima moral que permite mirar a sus rivales y también a sus compañeros desde las alturas y en consecuencia actuar como jueces de las acciones políticas de todo el mundo.

Consejos para los desafíos actuales

Lamentablemente no hay tiempo. No hay espacio para un periodo de inducción, ni para aprender. El gobierno es para gobernar, para cumplir con la gente, sobre todo en estos tiempos tan complicados que corren. Es necesario apuntar todos los esfuerzos a resolver problemas, y por supuesto evitar actitudes que puedan generar divisiones.

Actos como los descritos anteriormente en nada contribuyen a mejorar el desempeño del gobierno, genera dificultades en el comando del Apruebo y no ayuda en nada a llevar las soluciones que la gente espera para paliar la crisis económica y social que el país está atravesando. Por esto, es algo muy positivo que el ministro saliera al poco tiempo a pedir disculpas. Me parece que está bien enmendar los errores y que esta polémica no fuera a más allá.

En resumen, el ministro ha sido capaz de hacer una autocrítica a sus acciones, lo malo es que ha sido forzada por situaciones de tensión, que perfectamente podrían haber sido evitadas con un poco de tacto y sutileza política[4].

Mi consejo para el ministro, es que primero que todo, hay que ser especialmente cauto con las relaciones del gobierno. Respecto de los parlamentarios, si hay que hablar con todas las bancadas, eso es lo que se debe hacer y punto. No hay que saltarse a ningún grupo, por más pequeño que este sea. Además, creo que también hay que evitar las divagaciones en tono informal, como lo que pasó con la polémica de la “altura moral”. El ministro puede tener la opinión que quiera con respecto al mundo político y con personas en particular, pero no debe olvidar que él desde el momento en que representa una coalición y al gobierno nacional, no tiene licencia para hablar a título personal y hasta que deje de ocupar esta alta carga. Más allá de las regulaciones, aunque esté fuera del horario de trabajo sigue siendo un actor político de importancia capital para el gobierno[5]. Nadie dijo que sería fácil… son tan solo las reglas del juego político.

Como reflexión final, señalar que estos errores son producto de la soberbia. Como necesidad política y como sacrificio para mejorar en lo personal, las disculpas del ministro son muy bien recibidas. No obstante quedan en el archivo la molestia e incomodidades que generaron sus actuaciones pasadas.

Lo importante de verdad es que también se espera que haya una actitud de aprendizaje con respecto a estos errores que tanto daño le han generado al gobierno y al apruebo, ya que, lamentablemente, solamente se le ha dado combustible gratis a la derecha para que siga con su campaña de terror enmarcada en la estafa del “Rechazar para reformar”.

 


[1] “Giorgio Jackson se va a Inglaterra dejando un partido en ruinas y mucha gente desilusionada” | Ex-Ante

[2] Polémica por quinto proyecto de 10% enfrenta a presidente de la Cámara y diputado Alinco: La puerta que se abrió para tramitarlo | Emol.com

[3] Las disculpas de Jackson a parlamentarios por polémicos dichos | T13

[4] Giorgio Jackson pidió perdón por sus polémicos dichos (lahora.cl)

[5] Oficialismo busca cerrar polémica por dichos de Jackson y respalda su continuidad en la Segpres (biobiochile.cl)

Mario Higuera Sánchez

Por Mario Higuera Sánchez

Investigador. Magíster en Historia UNAB.