Presentación
Vital Grant es un histórico militante de nuestro partido que hoy está radicado en Villarrica la región de La Araucanía, es abogado formado en la Universidad de Concepción, ha trabajado en SERVIU y ha sido Conservador de Bienes Raíces de la comuna lacustre. Laboralmente se de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Temuco y profesor de derecho constitucional en la Universidad Mayor, por otra parte es el autor del libro “Salud compañeros de un mismo ideal: Radicalismo de la mano con la historia”.
La Entrevista
Buenas Tardes Vital, queremos como equipo de La Gaceta Radical darte las gracias por tomarte un tiempo y responder nuestras preguntas. Para entrar en materia nos gustaría saber cómo fueron tus inicios en política, no solo la partidaria… ¿Qué ambiente político se vivía cuando empezaste a ser consciente de que eras un ser político?
Gracias a vuestro equipo editorial, por interesarse en dar a conocer el pensamiento de este provinciano militante de base. Curiosamente, cuando tenía seis años un tío en el pueblo de Lastarria (Cautín) me llevó a una concentración y marcha en la proclamación del candidato presidencial Gabriel González Videla, portando un pequeño cartel. Al pasar frente a la casa del director de mi Escuela, que no era “gabrielista”, me hizo adelantarme y que levantara el cartel varias veces… Este “inocente“ gesto, al día siguiente me significó una reprimenda escolar de proporciones. – En aquellos tiempos toda la familia se abanderizaba con un candidato y en mi casa estaba la secretaría de la campaña con parlantes y música. Era una fiesta para mí. Ya en el Liceo de Temuco, nos trenzábamos a golpes de escoba (símbolo del “ibañismo”) cuando la elección de 1952, en que los radicales fueron divididos y se perdió el gobierno. Como es sabido, fue una década [1938-1952] de logros especialmente en educación y pude gozar de una beca en el internado liceano, en el que presidía a mi curso. Estas bases posibilitaron mi ingreso a la Universidad.
¿Por qué te decidiste a militar en el Partido Radical? ¿Qué figuras te inspiraron?
Mi familia, sin duda, compuesta por mi madre, viuda con cuatro hijos de los que soy el mayor, que requería asistencia solidaria ya que su esfuerzo como “modista”, no le alcanzaba, y un tío comerciante, político autodidacta y de convicciones radicales muy fuertes, que me hacía escuchar los comentarios de Hernández Parker, leer los diarios y especialmente el Topaze. Además, todos los parlamentarios del PR, véase los diputados Holzaphel, Fuentealba Ormeño, Fuentes y el senador Durán, llegaban a mi casa en ese pueblo. Fue algo natural en mi adolescencia inclinarme por ese sendero político.
En tus años en la Universidad de Concepción ¿Cómo viviste la política universitaria de esa época y que recuerdos o anécdotas nos puedes compartir de eso?
Llegué a la Universidad de Concepción en el año 1959, a estudiar en el Curso Normal de la Escuela de Educación. Para financiarme ejercí como inspector “ad porotem” (alojamiento y comida) del Hogar Valentín Letelier, residencia y escuela de niños vulnerables que años después supe apadrinaban las Logias Masónicas. En Educación, conocí los problemas y características del sistema escolar chileno y a alumnos correligionarios con los que luego fuimos dirigentes provinciales del profesorado. Titulado, fui designado a la Escuela N° 1 de Concepción, barrio popular Cerro La Pólvora, donde ejercí por diez años, e inicié de inmediato mis estudios de Derecho.
Fue en esta Facultad que ingresé al Grupo Universitario Radical (G.U.R) en un ambiente que se respiraba política de la buena … y a veces de la otra. La juventud vibraba con el triunfo de la Revolución Cubana y Fidel era el máximo referente junto al Che Guevara y al comandante Cienfuegos. Las canciones “revolucionarias” causaban furor. La verdad es que de inglés no entiendo nada, – solo se distinguir un “yes” de un “no”, -pero entiendo a los pueblos cuando dicen: “¡yanquis GO HOME!”… Era la época de los movimientos estudiantiles en Francia que repercutían en Chile con las aspiraciones universitarias de Reforma y “cogobierno”; Dany el “Rojo” aun campeaba en las calles de París y entre nosotros surgían agrupaciones como el “MUI”, Movimiento Universitario de Izquierda, del que posteriormente surgiría el MIR, Movimiento de Izquierda Revolucionaria.
Como presidente del Centro de Estudiantes de Derecho, conocí de cerca a sus líderes como Luciano Cruz, Miguel Enríquez, Bautista van Schouwen, todos de Medicina. En Derecho sobresalían una multitud de buenos dirigentes como los correligionarios Augusto “Chucho” Parra, Jaime Jana, Tití Iglesias, Dolchevito Viveros, el Chico Uribe, el Flaco Bernucci, Pelao Orellana, Perro Pomiez, Patula Saavedra, el Negro Tobar, que reemplazaban a los que egresaban como Camilo Salvo, Renato Maturana, Canqui Mellado entre otros. La Región elegía y reelegía con orgullo a parlamentarios como Humberto Enríquez F., Aguirre Doolan, Duberildo Jaque. La década de los años sesenta fue para los universitarios penquistas, de aprendizaje político, fragua de ideales combinada con fiestas y carnavales al ritmo de la orquesta de Adriano Reyes… “Bailemos todos este baion , baion penquista, de Concepción…”
¿Qué le ha faltado al radicalismo para volver a calar profundo en la sociedad chilena? Tomando en cuenta la baja que ha tenido desde el regreso de la democracia.
En efecto, después de la década gloriosa de los 40-50, el PR ha venido de más a menos, hasta encontrarnos hoy con la no irreal posibilidad de tener que volver a la fatigoso e ingrata tarea de reunir firmas para reinscribirlo el próximo año. Causales por cierto hay muchas y si se detallan, provocan dolorosos recuerdos de descalificaciones internas que han originado el desmembramiento dirigencial y alejamiento pausado pero lamentable, de correligionarios que de uno u otro modo prestaron servicios al radicalismo, que fueron arrastrados por oleajes de intereses personales, véase el caudillismo y sus males, o de desviaciones doctrinarias no compartidas ni por las Convenciones Nacionales, ni en general, por la inmensa mayoría de la membresía radical. En esa última categoría entrarían el PR Doctrinario; Democracia Radical; P. Izquierda Radical; y la Social Democracia, colectividades fracasadas pero que su acción de una forma u otra desvirtuaron el sentido del radicalismo.
Personalmente, pienso que la pérdida de electorado experimentada hasta hoy se debe a QUE NO HEMOS CUIDADO LA CONFIANZA QUE LA CLASE MEDIA DE CHILE, nos dispensara por tantos años. El Radicalismo se ha ganado el honor de portar históricamente el estandarte de la defensa de la educación pública, gracias a la cual la comunidad accedió a estudios formales y luego a empleos dignos y permanentes, a una pléyade de jóvenes inteligentes, pero de origen humilde que antes estaban impedidos económica y culturalmente, de formarse con su solo esfuerzo, un lugar decente y digno en la sociedad chilena. Literatos, profesores, abogados, médicos, enfermeros, técnicos e ingenieros, pequeños comerciantes e industriales, propietarios pequeños agricultores y empleados públicos, sin distinción de género, que surgieron al mundo ciudadano, conformando una cultura política decisoria en las lides electorales. En ellos se retrataban ideales de progreso, de estudio y esfuerzo personal, de sociabilidad solidaria, de respeto y tolerancia, de estructuración familiar, y al fin de todo, en el afianzamiento de un sentimiento de orgullo patrio, al margen de la tendencia partidaria individual.
Y… admitámoslo, la inmensa mayoría de esta gente con sentimientos de dignidad, libertaria, democrática y ansiosa de progreso, reconocía y apoyaba al PR de Chile y éste se sentía identificado con ellos y asumía su defensa legislativa, administrativa y muchísimas veces, personal. Entonces: ¿Qué pasó o que sigue pasando? Pasó, según lo veo, que nuestro Partido, que nació para defender los derechos esenciales de todo ser humano, individualmente, con el devenir de la Ciencia y Evolución histórica, adoptó una valoración social preeminente que hizo valer por décadas, hasta que surgieron otros Partidos que se autoproclamaron, al menos ideológicamente, representantes de los más desposeídos connacionales como lo fueron los partidos marxistas. Al surgir la clase media con características propias reconocibles, cobijada y apadrinada por el radicalismo, éste se hizo fuerte.
Más, surgieron en su seno, correligionarios que clamaron por mayor, sino exclusiva al menos preferente atención declarada en la institucionalidad interna por este sector social postergado. Aquí es donde se crean confusiones de principios y de objetivos prácticos, rayanas en el dogma marxista, que llevan a proclamas y posiciones de verdadera competencia electoral con esas tendencias políticas, enredando al PR en campos que no dominamos ni nos corresponden, más aún cuando en la actualidad existen violentistas comprometidos con esos sectores.
De aquí a la desilusión y alejamiento de muchos, no hubo más que un paso. El error que venimos cometiendo desde hace algunas décadas, hasta el día de hoy, es que permitimos que esa clase media, nos vuelva la espada. Con escuálida representación de diputados, nula senatorial y cero presidencial en el tablero electoral actual, no nos queda otra posibilidad de subsistencia, que volver a una política de defensa preferencial de esa población abandonada a SU SUERTE, COMO ES LA CLASE MEDIA. Para ello, debió comenzarse en las elecciones de Constituyentes y las de noviembre próximo EN SELECCIONAR CANDIDATOS a DIPUTADOS prestigiosos profesionalmente y reconocidos por su honestidad en su entorno, ya que la ética no se ha perdido en la conciencia del electorado. Hasta donde sé, al menos en CORES y Senadores, parece que se ha considerado parcialmente lo expuesto al elegirlos. Punto pendiente al análisis interno fue lo sucedido con nuestro candidato a las primarias presidenciales. Lamento que la política de pactos a que está sometido el PR y la lucha por sobrevivir nos lleva a aceptar –de malas ganas- el escenario que se nos viene para fines de año.
¿Alguna anécdota o momento en su vida partidaria que sienta que deba ser mencionada para la galería virtual de La Gaceta Radical?
Sólo aludir a una situación que me incomodó, y siento que habla por si misma de los problemas en la institucionalidad radical. Publiqué hace un par de años, un libro sobre el Radicalismo, que usted conoce: “Salud compañeros de un mismo Ideal”. Envié 15 ejemplares junto a una conceptuosa nota personal, al Presidente Nacional del Partido a la sede nacional de calle Londres en Santiago… nunca tuve respuesta.
Ni un acuse de recibo, ni nada. Al menos por cortesía y buena educación. Asimismo, pedí a la correligionaria Vicepresidenta de la Mujer, para que gestionara que el libro fuera incluido en la Bibliografía que figura en la página web del Partido, lo que tampoco ha sucedido. Estimo que un esfuerzo por divulgar los principios, valores y parte de la historia del radicalismo merece al menos una alusión en las noticias del medio oficial mencionado, que por lo demás, no se actualiza con la agilidad que los tiempos exigen.
Ya que lo menciona… Usted escribió un muy buen libro sobre la historia del radicalismo. ¿Qué es lo que lo motivó a escribir este libro y que nos puede contar sobre el proceso de escribir un libro así? ¿Qué experiencias saca de este libro?
Con el transcurso de los años, he ido reuniendo y guardando revistas, diarios y documentos de variada índole que me parecen de interés consultar en alguna oportunidad, y en especial de los acontecimientos en el PR, siempre motivos de discusión o comentarios noticiosos. Pude observar, que sobre la historia del PR se publicó bastante pero solamente hasta unos 40 o 50 años atrás con una o dos excepciones, y sentí la necesidad de aportar y actualizar, sobre todo en lo relativo a las treinta y tantas Convenciones Nacionales del Partido, que como sabemos, la última celebrada fue la de Cartagena en 2011. Relación ordenada para la que tuve que lidiar con variadas publicaciones indirectas en la prensa y revistas partidarias y noticias extractadas de textos internos. Sin duda que la sinceridad del texto que escribí emana de la circunstancia de haber tenido la vivencia de muchos de los hechos sociales acontecidos desde 1960 adelante y sentir que los principios filosóficos, sociales y morales que identificaron el surgimiento del Ideario Radical, me han acompañado en el transcurso de mi vida sin arrepentimiento alguno de haberlos profesado
Para finalizar: ¿Qué mensaje le gustaría dejar a las y los radicales que lo leen, y a la ciudadanía en general?
El Ser Humano es, por definición, un ser gregario que busca la felicidad personal tanto como en la convivencia con los demás. Como es un ser racional, piensa antes de actuar y luego hace lo que le brinda satisfacción. Para ello se basa en su inteligencia, libertad de elección y un proyecto de vida a realizar en esta tierra. Esta responsabilidad le lleva a estructurar una personalidad con una visión del mundo en general y, en particular, con el lugar en que vive y convive. Su actuar lo somete a una moral común a respetar en su época y a una ética de conducta personal que satisfaga su conciencia, y le permita dormir tranquilo mirando a los ojos a sus hijos y familia. Lo mismo debiera suceder en su accionar en la “polis”, en la ciudad, Nación o Estado en que se organiza la sociedad humana, en nuestro caso, Chile.
Ser ciudadano es un privilegio y una responsabilidad… y lo somos desde que cumplimos 18 años. El “arma” universal e igualitaria con que contamos, es nuestro voto. Para entregarlo debemos previamente sopesar, calibrar y ajustar nuestro pensamiento íntimo de como pensamos la comuna, la región o el país. Su progreso y la posibilidad de que quien lo solicita, cuente con nuestra confianza y seguridad de que la determinación que adoptemos sea la mejor para el país en general. Los que decidimos ser militantes del radicalismo, tenemos ya adelantado mucho de esta decisión. Sin embargo, nos asiste el deber previo, de ser participativo, de estar disponible para elegir y ser elegido, comprender que el dirigente pasan y los principios quedan… Y, sobre todo, no olvidar que nuestro PR se debe al Bienestar Común más que al particular. Tengo la convicción de que pasaremos un mal rato en estos próximos años, pero en poco tiempo más, con la difusión de nuestros principios, valores y actuar ético de las dirigencias y membresía, volverán los profesores, empleados, pensionados y demás chilenos de clase media que conforman la juventud y mujeres inteligentes, a unirse al radicalismo para hacer Gobierno moderno y confiable.