Un proyecto emblemático que venia a modernizar la ciudad. A terminar finalmente con la miseria y el atraso en los barrios de Santiago, utilizando todas las bondades de la tecnología y los últimos diseños del urbanismo. El plan consistía en aprovechar mejor los espacios, utilizando un paño donde vivían 5.000 personas, para mediante la denominada “densificación vertical”, la creación de torres, dar hogar a 20.000 personas. O sea cuadruplicar las viviendas. Si eso no suena suficiente, o si el lector piensa en los departamentos inhumanos de 16 metros cuadrados que se están introduciendo en la actualidad, se sorprenderá al saber que los departamentos de las Torres de San Borja tienen en promedio más de 70 metros cuadrados. El proyecto contemplaba con el espacio ganado, tener amplias áreas verdes, estacionamientos subterráneos para todos los moradores, un parque central, una gran piscina, y multitud de espacios comerciales y sociales en una red de galerías y pasarelas que conectaban a todas las torres. Asimismo y en palabras de la COSSBO:

(…) el proyecto contempló también la construcción de una Planta Captadora y Elevadora de Agua, una Planta Térmica y todas sus redes de distribución y subestaciones de transferencia térmica, a fin de hacer a la remodelación autosuficiente en el abastecimiento de agua fría, caliente y calefacción. En el año 1986, como resultado de un juicio con la Empresa Metropolitana de Obras Sanitarias (EMOS), se reconoce como propietarios de las instalaciones mencionadas a los copropietarios de las torres de la Remodelación San Borja.

En consecuencia, nace COSSBO, que es quien administra y mantiene operativas las instalaciones. De acuerdo a lo anterior, es importante entender que COSSBO es una empresa comunitaria inherente a la Remodelación San Borja y por lo tanto ambos forman un conjunto indivisible.

Francamente es todo un proyecto revolucionario, no solo para su época sino también para la actualidad.

No obstante, no todo es luces en el Barrio Remodelación San Borja. Como es conocido, tras el Golpe Militar de 1973, el proyecto no pudo completarse, peor aún, la dictadura se apropió de terrenos que correspondían a la colectividad de vecinos, las áreas verdes, los estacionamientos. Terrenos que se vendieron en circunstancias no del todo esclarecidas hasta el día de hoy. Pero no todas las amenazas han venido por la intervención que se le hizo al espiritu original del proyecto… También ha existido un poco de ingenuidad.

En el barrio hay quejas constantes por la delincuencia y los mendigos que se instalan en los espacios comunes, particularmente las plazas abiertas, el Parque San Borja y especialmente las pasarelas las que prácticamente se han cerrado todas por los vecinos por prevención. De igual forma se puede observar un poco el problema de que “lo que es de todos, no es de nadie”. No es por hacer una defensa de la propiedad privada, pero las plazas que se han enrejado por la torre cercana han tomado sentido de pertenencia y cuidado, siendo sus áreas verdes, regadas y protegidas. Las personas pueden pasar libremente a estas plazas, las que son públicas, pero el hecho de estar ubicadas dentro de una reja marca un sentido de pertenencia que las protege del vandalismo. Todo lo contrario que ha ocurrido con los espacios abiertos al 100%, donde se reúnen en la noche delincuentes, borrachos, así como otras personas en situación de calle, lo que mal que mal es un problema de vulnerabilidad que debe ser abordado por adecuadas políticas sociales del siempre atrasado Estado. Pero una plaza pública no está habilitada para ser una vivienda ni un campamento, menos aún si eso va en detrimento de la calidad de vida de la vecindad.

El proyecto original de la Remodelación San Borja, sigue siendo a la fecha revolucionario e inspirador, aún cuando no se pudo concretar ni la mitad de sus ideas por los hechos de nuestra complicada historia política. Sentimos que el proyecto quiso sacar lo mejor de las personas y confió en las instituciones e individuos para cuidar y mejorar el proyecto. Quizás esta parte fue un error. No obstante, la experiencia valiosísima a 50 años de la creación de este proyecto y su impacto dramáticamente positivo y perdurable para la calidad de vida de los habitantes, lo hace imprescindible de estudiar para la futura implementación de grandes proyectos urbanísticos que nos inviten a soñar y crear, en vez de copiar y pegar. Al menos así lo esperamos.

Este artículo llega a ustedes como parte del Proyecto de Fortalecimiento Técnico Audiovisual de La Gaceta Radical, gracias al financiamiento del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional Metropolitano de Santiago.

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