¿Sabías que en Chile, según la Dirección del Trabajo, 1 de cada 4 personas no tienen derechos laborales porque deben trabajar en la informalidad? ¿O que las mujeres ganan un 20% menos que los hombres en roles similares? Para enmendar estas injusticias frente a quienes las perpetúan, sólo la conciencia y la organización liberará a los pueblos. Como diría Clotario Blest: “La unidad de los trabajadores es invencible”.

Resumen

El Día Internacional de los Trabajadores no es solo un feriado más; es un recordatorio incómodo para quienes prefieren que la clase trabajadora permanezca callada y sumisa. Un día que incomoda al poder: El sistema siempre ha intentado minimizar el significado del 1° de Mayo. En Europa, lo hacen pasar por el “May Day”, un inocente festival de primavera. En Estados Unidos, crearon el “Labor Day”, alejándolo estratégicamente del 1° de mayo para evitar recordar la Revuelta de Haymarket de 1886, donde obreros fueron masacrados por exigir derechos básicos. Y aquí en Chile, bajo la dictadura de Pinochet, se estableció el actual “Día Nacional del Trabajo”, un eufemismo vacío que busca despojar al 1° de mayo de su historia combativa. Las luchas se entrelazan: Pero la memoria no se borra tan fácilmente. Año tras año, las manifestaciones de trabajadores y trabajadoras demuestran que el espíritu del Día Internacional de las y los Trabajadores sigue vivo.Así como el 1° de mayo representa la lucha de la clase trabajadora, el 8 de marzo simboliza la lucha de las mujeres por sus derechos. No se trata de celebrar un feriado, sino de honrar las luchas pasadas y organizarse para enfrentar los desafíos actuales. Ambas fechas tienen orígenes revolucionarios, y ambas enfrentan los mismos intentos de ser despojadas de su significado. Hoy, más que nunca, es necesario entender que estas luchas no son independientes: la precarización laboral y la desigualdad afecta especialmente a las mujeres, a los pueblos originarios y a las comunidades marginadas. Es necesario fortalecer la conciencia y la organización.

Un día que incomoda al poder

El poder siempre se ha opuesto a las reivindicaciones, incluso ante la mera existencia de un día dedicado a la clase obrera.

Ante las presiones populares en distintos países del mundo se ha creado un feriado. ¿Pero que feriado? En Europa, distintos países pasan la fecha oficialmente como el inocente “May Day” o Día de Mayo, que es más bien un muy antiguo festival que celebra la llegada de la primavera. Sutilmente, por la fuerza de los hechos, la fecha se ha ido convirtiendo en el día de las y los trabajadores.

En Estados Unidos, en cambio, se celebra el “Labor Day” o Día del Trabajo, que fue establecido expresamente el primer lunes de septiembre para evitar conmemorar el 1 de mayo. ¿Por qué? Porque en 1886 ocurrió en esas mismas fechas la multitudinaria manifestación de trabajadores conocida como la “Revuelta de Haymarket” que fue reprimida con gran violencia, donde la policía disparó abiertamente contra los obreros, y el sistema judicial sin respetar ningún debido proceso ejecutó a los ocho Mártires de Chicago. Es esta fecha emblemática la que se conmemora mundialmente y a la que el poder busca despojar de su significado, especialmente en esta época de posmodernidad en donde las ideas se relativizan hasta que no significan nada e incluso se les mercantiliza como un bien de consumo.

Por su parte en Chile, oficialmente fue primero la dictadura de Ibáñez la que estableció una “fiesta del trabajo” en 1931. Después, la dictadura de Pinochet, conocida por martirizar permanentemente al movimiento obrero y democrático llegando a niveles terribles como el alevoso asesinato del mártir radical Tucapel Jiménez Alfaro (en portada), decidió en 1987 dictar un nuevo Código del Trabajo. Sobra decir que ese código ha sido sumamente dañino hasta la actualidad, precarizador del trabajador y notablemente pro-empresario, al punto que ni siquiera ha cumplido con las normas fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo. Bueno, ese mismo Código del Trabajo estableció la actual designación de “Día Nacional del Trabajo”. De esa forma se le ha quitado sistemáticamente el componente internacional y el valor de los trabajadores, constituyendo en principio una mera celebración del “trabajo”, como celebrar la primavera o algo más así inocenton. El “Día del Trabajo” como concepto constituye un ridículo sinsentido dado que al ser feriado irrenunciable no se trabaja en Chile. En los hechos no se conmemora la “fiesta” que la élite decide regalar, sino lo que si ocurre año a año son las conocidas manifestaciones multitudinarias de organizaciones de trabajadores, que al igual que en todo el mundo reivindican el valor intrínseco de la clase trabajadora, sus sacrificios, los derechos alcanzados y la conciencia por seguir avanzando. Ese es el verdadero Día Internacional de los Trabajadores, donde se vuelve a comprobar que el poder es del pueblo, estando en su conciencia y organización el ejercerlo.

Las luchas se entrelazan

Así como existe una resistencia del poder frente al Día Internacional de los Trabajadores, por el recuerdo de Haymarket y los mártires de Chicago, algo parecido puede decirse del Día Internacional de la Mujer.

Con un origen vinculado a organizaciones obreras feministas a partir de 1909, la fecha se torna incomoda para los dueños del país dado que el verdadero primer “8M” fue el 8 de marzo de 1917, cuando las mujeres rusas salieron a protestar contra el zar Nicolás II por las miserables condiciones de vida y la guerra imperialista que desangraba a los pueblos. La manifestación multitudinaria de mujeres se transformó en una revolución social, donde cayó el gobierno zarista y se proclamó la República, la que reconoció el derecho a voto de la mujer entre distintas conquistas sociales. Más incomodo aun, resulta que fue la naciente Unión Soviética, el primer estado que estableció oficialmente el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer en 1921. Recién desde que las Naciones Unidas adoptaron la fecha en los años 70 empezó a emularse en otros países.

Algunos respetan su origen de reivindicación de derechos de la mujer y denuncian las terribles brechas de género que todavía existen. Otros “celebran” como un feriado genérico más, desprovisto de significado, incluso como una oportunidad de vender, como hemos visto con distintas empresas y campañas publicitarias. Pero independiente de cosas, poco a poco la conciencia aumenta en las distintas generaciones y eso es lo importante.

Todo ha costado luchas y sacrificios tremendos. Por eso, a continuar haciendo memoria y organización.

La Gaceta Radical

Ilustración: Nicolás Garrido, Comunicaciones PR Metro.

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