La dictadura mediante un “decreto-ley” dispuso del edificio, despojandole de su rol social y cultural. Lo cerraron, poniéndole una reja y privando a la comunidad del libre acceso, se sacaron las obras de arte, muchas de las cuales se perdieron para siempre o lisa y llanamente fueron destruidas. La nueva mentalidad imperante se coronó con el cambio de nombre a “Edificio Diego Portales” en homenaje al político conservador y autoritario, al que reivindicaban como fundador de ese estado oligárquico supuestamente inmune a la demagogia de las reformas sociales y cualquier acto electoral, para que hablar de democracia, que no se limitase a sencillamente ratificar la voluntad de la élite.
La paradoja era que el símbolo del poder de la nueva dictadura neoliberal era el edificio que había construido el régimen comunistoide con la mano de obra voluntaria y partidaria de la Unidad Popular.
El “Diego Portales”, fue sede del conjunto de la dictadura hasta 1981. Aqui se concentraron el “poder ejecutivo”, el dictador Pinochet, y el “poder legislativo” cuatro personas que decían representar a las Fuerzas Armadas y Carabineros, y aún más, a todo el Pueblo de Chile.

Reparado el Palacio de La Moneda, Augusto Pinochet decidió procederlo a ocuparlo, ahora en calidad de “presidente constitucional” desde el 11 de marzo de 1981, dada la entrada en vigencia de la Constitución de 1980.
Sin perjuicio de lo anterior, todas las grandes decisiones de la dictadura se continuaron fraguando en el Edificio Diego Portales, donde estaba ubicada la Junta Militar.
Por ello era el punto de encuentro tanto de partidarios como de opositores a la tiranía.
A continuación algunas de las visuales de la época.

En la imagen se puede apreciar la reja que mando construir la dictadura para impedir el paso a la gente. La manifestación corresponde a un acto de denuncia frente al hallazgo de huesos de detenidos desaparecidos en fosas de Pisagua.

El ambiente dominado por militares.

Ya acercándose el Plebiscito Nacional de 1988, las manifestaciones por la democracia se hacían notar con fuerza, llegando al frente mismo del símbolo de poder de la Junta Militar.

Tras un conato de resistencia del dictador, finalmente la Junta Militar consideró inaceptable desconocer el itinerario constitucional que ellos mismos habían fijado, se aceptó la derrota de la candidatura de Pinochet, y se comenzó a negociar rápidamente una transición pactada hacia la democracia. Con nuevas autoridades pero el mismo marco constitucional. Se iniciaba pues la historia de la transición.
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